Por los mismos Trocadors encontraremos
durante todo el camino un sobrecogedor imaginario de piedras y desechos
llegados con las olas: pagodas y templos, lugares rituales y
acumulaciones minerales, recordatorios y esculturas que emergen del
paisaje sin serle extraño. Todo forma parte de una liturgia que nos es
cercana, que nos es propia, que no nos es ajena aunque quizás no podamos explicar porqué.
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